Hace días que empezó el año. Ese año nuevo en los que todos ponemos ilusiones, anhelos, proyectos, y sobre todo buenas intenciones para llevar a cabo. Ya no digo gimnasio ser mejor persona, ni amable, ni empatico... eso todo, se supone.
Pues bien, yo aún no he hecho la lista ni tengo intención de proponerle al año nuevo nada.
El que se acabó, fue uno de los años más convulsos que he tenido. Creo que si lo tengo que resumir, fue montaña rusa sin control y con recorrido inesperado.
Con tanta vuelta , sube y baja, he vomitado las entrañas pero también he disfrutado del viaje.
Deseaba con todas mis fuerzas que acabara, que enpezara este, y si soy honesta, ha sido un año lleno de cosas, muchas desagradables, otras inesperadas y otras duras. Cosas buenas también ha habido, y gente maravillosa se ha cruzado en el camino,
Y después de analizar este pasado año debo decir, que después de una tormenta, de un huracán, de una catástrofe, toca reconstruir y seguir hacia adelante.
No se si soy más sabía, o más torpe pero si más vieja y en muchos casos las experiencia es la mejor maestra.
El año nuevo comenzó y no dejéis para diciembre todas esas buenas cosas e intenciones que os habéis propuesto en enero.
