No tengo tiempo. Es una frase muy utilizada en los tiempos que corren.
De repente, llegó esta situación atípica, rara, diferente. Y nos hizo parar. Detuvimos el mundo de golpe.
Nada era como habíamos planeado. Viajes suspendidos, celebraciones aplazadas, reuniones suspendidas, colegios cerrados, calles vacías.... y todo lo que teníamos en nuestra ruta, se había transformado.
Empezamos a quedarnos en casa. Unos como un descanso, otros como en una prisión. Algunos se reencontraron consigo mismos, otros encontraron a viejos conocidos.
Unos decidieron pintar sus casas, y otros el alma descolorida. Algunos aprendieron a hacer aquello que siempre quisieron y no encontraron el momento. Hubo quienes, retomaron viejas aficiones y alguna nueva también.
También hicieron limpieza de casa, tirando trastos viejos o trastos que estorban, y otros hicieron limpieza en sus relaciones.
Los balcones se vaciaron de cosas para llenarse de gente. Las ventanas se abrieron para dejar entrar la ilusion. Y los niños fueron los grandes maestros de toda esta historia.
Hubo tiempo para pensar, para volver a soñar. Dicen que hubo más solidaridad, empatia y comprensión.
Hubo, y espero que continúe.
Algunos descubrieron a sus vecinos, otros el mundo en general, pero sobretodo se descubrieron a ellos mismos, a su fuerza , su poder y sus ganas.
No tengo tiempo, esa frase cambió por todo el tiempo del mundo.....
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