Y se te rompe el corazón en mil pedazos. Eso nos ocurre a todos, o nos ha ocurrido o ocurrirá. Y eso es el amor, unas veces, algunas, quien tiene la ocasión de tenerlo para toda la vida. Y otras para un rato. Pero siempre pasa lo mismo, cuando se rompe, una de las partes o las dos según el caso, se queda desolado, triste, incapaz de recomponerse.
Durante un tiempo, cada uno necesita su tiempo de curación y de cicatrización, no ve más allá de los nubarrones que se asoman cada día a su ventana. Y aunque la tormenta bo dura eternamente, ese tiempo, se hace largo y difícilmente se ve el arco iris.
Todo pasa, y algún día el sol brillará y se verá la primavera en su plenitud. Pero el duelo hay que pasarlo, más rápido o más despacio pero pasarlo al fin.
Así que se van recomponiendo los trocitos rotos y esperando que nadie lo vuelva a romper. Juraremos y perjuraremos que no volveremos a sentir, que nadie más nos hará daño. Nos proponemos cerrar el corazón con mil candados y tirar la llave al mar. Y aunque el propósito lo hacemos convencidos de ello, cuando menos lo esperamos, aparece de nuevo esa persona que pone luz, música y armonía a los latidos de nuestro corazón. Volaremos, soñaremos y quien sabe si esta vez el corazón ni se rompe ni lo dañan. Ynos curan todas las cicatrices pasadas ..
El corazón es más fuerte que nosotros mismos y nunca deja de latir hasta que es hora de decir adiós de cuerpo y alma...
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